martes, 23 de julio de 2013

"¡CONTRA EL ESCEPTICISMO!..."

¡Contra el escepticismo, construir un partido
trotskista revolucionario de la clase obrera!

"El trabajar para que se cree una organización de combate y se lleve a cabo una agitación política es obligatorio en cualesquiera circunstancias "grises y pacíficas", en cualquier período de "decaimiento del espíritu revolucionario". Y más aún: precisamente en tales circunstancias y en tales periodos es especialmente necesario el trabajo indicado, porque en los momentos de explosiones y estallidos es ya tarde para crear una organización; la organización tiene que estar preparada, para desarrollar inmediatamente su actividad."
Lenin, ¿Por dónde empezar? 1900

Presentamos a los trabajadores, a la juventud y a la vanguardia del movimiento obrero las razones de nuestra ruptura con la Liga Bolchevique Internacionalista.

Como ninguna época histórica anterior, la falta de una dirección revolucionaria del proletariado cobra hoy su precio. Hace un siglo el capitalismo entró en su decadencia senil. Si bien disfruta del nivel más alto jamás alcanzado por la humanidad en su evolución tecnológica, arrastra la civilización a la barbarie, degradar al ser humano y el resto de la naturaleza. Al mismo tiempo, las corrientes que pretenden ser marxistas se reducen a pequeños grupos de propaganda sin ninguna influencia real sobre las masas proletarias, las únicas que pueden resolver la agonía capitalista.

Marx y Engels tenían el legítimo derecho a formar una liga de propaganda en los albores del socialismo científico. Sin embargo, se encontrarse en esa condición 150 años después de la redacción del Manifiesto del Partido Comunista ya no es un derecho sino una deformidad que contribuyó decisivamente al empeoramiento de las condiciones de vida de la clase obrera bajo la decadencia del capitalismo. La ausencia de una dirección revolucionaria a la lucha de las masas se relaciona con la barbarie imperialista dialécticamente, como causa y efecto. Como Trotsky pronosticara, las condiciones objetivas para la revolución proletaria se pudren y la humanidad entra en una catástrofe.

Tampoco es válido para justificar la impotencia utilizar como parámetro de la actual debilidad a las primeras organizaciones trotskistas en la década de la fundación de la IV Internacional. Trotsky y sus camaradas fueron sometidos a la casería de exterminio físico de la GPU (futura KGB), los procesos de Moscú, por la degeneración policial y burocrática del primer estado obrero y de la Tercera Internacional. Al mismo tiempo, gracias al estalinismo, la revolución china fue ahogada en sangre, los procesos revolucionarios en Francia y España fueron abortados por los frentes populares y las dictaduras nazi-fascistas tomaron el control de los otros principales Estados capitalistas de Europa continental. Además de crear una reacción fascista, como contrapunto a la URSS, el imperialismo trató de resolver la crisis de sobreproducción de 1929 durante la Segunda Guerra Mundial.

Bajo terribles persecuciones contra la vanguardia revolucionaria del proletariado, el núcleo de la fundación de la IV Internacional fue, en palabras de Trotsky “exiliado de su propia clase". La represión física fatal que liquidó a la totalidad del comité central bolchevique, los mejores elementos de la generación que hizo la revolución de 1917, también mató a los mejores cuadros de la Cuarta Internacional. Ni de lejos esa eliminación física y objetiva se puede comparar con aislamiento ideológico de hoy. Son dos circunstancias desfavorables que requieren diferentes tácticas de supervivencia.

La atrofia política de la LBI sólo puede entenderse en el contexto de las derrotas consecutivas de la clase obrera en los últimos 20 años. ¡Es necesario destacar: entender sí, pero justificar no! La LBI nació después de que pasaron todas las olas del movimiento de masas brasileño (huelgas industriales contra la dictadura que dio paso a la fundación del PT y de la CUT, el movimiento nacional "Diretas Já!", la polarización de las elecciones 1989, el “Fora Collor!”) y bajo la ofensiva anticomunista gestado por la gran derrota del proletariado mundial, la contrarrevolución que restauró el capitalismo en la URSS y Europa del Este (1989-1991). Para empeorar las cosas, además de la desmoralización de la era post-soviética que cayó sobre la izquierda mundial en la década de 1990, en Brasil, la situación ha empeorado, sobre todo por la consolidación del más reforzada mecanismo de cooptación de la vanguardia obrera en el planeta, con el asenso del Frente Popular para el gobierno federal en 2002.

La joven agrupación nació huérfana y solitaria por sus posiciones programáticas principistas, en la defensa retrospectiva de un estado obrero, la URSS, que ya no existía y la lucha contra el Frente Popular que se convirtió en el principal instrumento de la dominación burguesa en Brasil y del imperialismo en el continente. En este marco se impuso la sensación creciente de impotencia y resignación en el rostro de situaciones cada vez más desfavorables para la lucha de los trabajadores. En el último período, consciente de la nueva ofensiva reaccionaria que generó la crisis económica, la LBI cristalizó un curso de reducir todas sus actividades políticas al combate del revisionismo dentro del mundo literario-virtual, dentro de la pequeña fracción de la izquierda del Frente Popular que órbita alrededor del PSOL y del PSTU.

¿A QUE HERENCIA RENUNCIAMOS?

Este pequeño universo de la oposición pequeñoburguesa se hizo todavía más miserable en las elecciones de 2010, siendo aplastado por la presión del Frente Popular y la oposición burguesa, reciclada al redor de esa simbiosis PT-PSDB que fue la candidatura de Marina Silva (PV). Eligiendo como centro de su discurso a la izquierda de esta oposición pequeñoburguesa, la LBI se limita a realizar advertencias completamente inocuas al pseudo-trotskismo que gravita en este ambiente político.

A partir de la reacción cada vez mayor, los revisionistas generalmente venden las derrotas de la clase como si estuviera ganando. Por lo tanto, la contrarrevolución en la URSS fue vendida como una especie de "revolución política", la crisis financiera global que justifica la baja de los salarios y el saqueo a los derechos históricos de los trabajadores, fue anunciado como el presagio de una implosión del capitalismo.

El propósito de estas delirantes falsificaciones de la realidad es disfrazar la desmoralización e impotencia ante la reacción y entusiasmar artificialmente a la militancia. No compartiendo estos métodos, pero sufriendo de la misma impotencia, la LBI cae en la postración, cuando se ven obligada a admitir que su discurso sobre el revisionismo no tiene ningún efecto político y menos aún organizativo.

Mientras los pseudo-trotskistas desesperados por salir de la marginalidad se adaptan a las direcciones oportunistas y a las presiones de la reacción ideológica, adoptando vergonzosamente cada vez más un carácter de asesores y colaboracionistas de izquierda del Frente Popular, la LBI se contenta con ser parte de esta cadena como la extrema izquierda dedicada a aconsejar a los que aconsejan al frente popular.

Los fundadores de la IV Internacional fueron ejecutados por el estalinismo y sus seguidores declinaron de la tarea de reconstruirla. Abandonaron los principios más básicos de la tesis de la revolución permanente y del programa de transición para seguir como furgón de cola, en primer lugar, del propio estalinismo, después del nacionalismo burgués y de la social- democracia. Del mismo modo y aún antes abandonaron la lucha por la conciencia de la clase obrera, donde se encuentra la reserva política y social para superar el aislamiento político y la "soledad revolucionaria."

También dejaron de lado el trabajo paciente por ganar a los trabajadores por fuera del hiperdeformado círculo de la pequeña burguesía y de la aristocracia obrera brasileña. La LBI se metió en un callejón sin salida. Víctima pasiva de coyunturas cada vez más desfavorables para la lucha de clases, la LBI llego al 2010 bajo una profunda postración ante la reacción ideológica anticomunista post-URSS y, en particular, la presión del Frente Popular en Brasil.

Se puede objetar que frente a la “militancia virtual” de cientos de grupos de izquierda del siglo XXI la LBI es uno de los grupos más activos, pero por la auto-exclusión del movimiento obrero, un trabajo exclusivamente microvanguardista sobre la militancia sindical adiestrada en el anticomunismo y anti-bolchevismo del PT, nunca construirá una organización revolucionaria del proletariado. Está más que demostrado que predicciones correctas, éxitos políticos y las iniciativas destinadas a estos sectores tan profundamente desmoralizados no son capases de elevar a la clase obrera a la altura de sus tareas históricas. A lo sumo, pueden generar, en palabras de Trotsky, "un club de discusión de alto nivel" (La composición social del partido, Escritos, 10/10/1937), totalmente independiente de la lucha por elevar a la clase obrera a luchar por sus intereses históricos, liberarse de la idiotez y la bestialidad actual para dar a la historia un curso diferente de la barbarie imperialista.

Renunciamos a la herencia de los que desdeñan de elevar al proletariado a la conciencia bolchevique, común a todo el revisionismo, y que la LBI no ha sido capaz de superar, ni quiere, Todas las organizaciones de izquierda en Brasil abandonaron la formación de cuadros obreros por lo menos desde la década de 1980. Las mas nuevas, ya educadas en la escuela petista, de las relaciones completamente deformados con la clase (el trade unionismo, cretinismo parlamentario, el populismo, el asistencialismo), reproducen las desviaciones del lulismo como el PSOL y el PSTU.

Cuando hablamos de la educación la clase nonos referimos a cursillos por el socialismo para estudiantes y trabajadores, realizados completamente fuera de la lucha política de los partidos. Tampoco tenemos la ilusión de que los trabajadores encuentran el socialismo por la acumulación de experiencias sindicalistas movimientistas o "luchas". Se necesita reclutar a las masas en la lucha, en los lugares de trabajo y estudio para la comprensión de la estratégica de la organización política, instruirlas en la ideología comunista rumbo a la construcción de un partido de vanguardia. En el nivel más inmediato y directo ayudarlas a hacer frente al cáncer principal del movimiento de masas brasileño, el lulismo y sus satélites que desvían la lucha de clases del camino de la revolución social.

VOLVER AL MOVIMIENTO OBRERO PARA FORMAR
UNA GENERACION DE CUADROS QUE SUPEREN AL LULISMO

Para nadar contra la corriente, enfrentar al oportunismo cómodamente inserto en el Estado y sus satélites centristas, adaptados al régimen en medio de reflujo de las luchas espontáneas, durante una situación gris, pacífica y de decadencia del espíritu revolucionario, nuestro trabajo tiene que ser especialmente paciente y abnegado. Tenemos claro que no hay otra manera de superar el período de Lula en la historia del movimiento obrero brasileño sin una nueva generación de trabajadores que sean preparados bajo un programa trotskista. Esto indica, por tanto, que hay que empezar de nuevo a la tarea del movimiento obrero. No hay atajos.

El nuevo curso requiere el desarrollo de la agitación política revolucionaria sobre las masas, actividades que las organizaciones pequeñas han abandonado o hacen en modo atrofiado y los centristas y los grandes partidos oportunistas hacen de modo deformado. Esto no implica ningún desprecio por la lucha teórica o ideológica en defensa de los principios. Sin esa propaganda no habrá formación genuinamente marxista y mucho menos movimiento revolucionario.

La historia no ha terminado, toda la vida política es una lucha interminable compuesta por un número infinito de enlaces. Es hora de perforar el cerco oportunista restaurar lazos cercanos con la clase, que por su rol en la producción, es la más progresista de la sociedad actual [4]. Sin ninguna pretensión de inventar una nueva fórmula de organización política, reivindicamos la lucha por construir un partido de profesionales revolucionarios, centralizado, conspirativo, compuesto por la vanguardia consciente del proletariado del siglo XXI.

Apropiándonos de los mejores recursos logísticos de hoy para llevar a cabo la tarea, necesitamos restaurar los viejos métodos bolcheviques de agitación, propaganda y organización política que luego llevaron a la lucha por el socialismo, que eran capaces de llevar a los trabajadores a tomar conscientemente el poder a través de la revolución social y el establecimiento de una dictadura revolucionaria.

DE LA POSTRACIÓN AL ESCEPTICISMO, VARIOS PASOS ATRAS

El reconocimiento de la clase obrera como la protagonista histórica de la revolución socialista está contenido en los puntos programáticos de LBI. Esto se repite en muchas de las conclusiones de sus artículos. Pero se convirtió en letra muerta en la medida en que el propio grupo se convenció, después de tres ofensivas globales del imperialismo (la restauración capitalista en los estados obreros en la guerra al terrorismo después de 11/09/2001 y la crisis económica de 2008), que no sólo la revolución no era una tarea para nuestras vidas, sino que la lucha por la construcción real del partido bolchevique de la clase obrera ya no era una práctica efectiva válida. De ahí la conclusión catastrófica de la mayoría de la dirección en la reunión del 8 de septiembre de 2010: "contra el retroceso actual ideologico de la clase i es imposible que un núcleo revolucionario se inserte en el proletariado." Esto es nada más y nada menos que la fórmula de postración, tal como caracterizamos a la propia reunión.

Este concepto ha guiado otro paso atrás. En medio de una crisis de división regional con un militante de São Paulo en julio de 2010, la mayoría del CC contra las posiciones de Humberto decidió cerrar la persiana de la regional de San Pablo y reenfocar a la LBI en Fortaleza.

La decisión significó una autofagia en la acertada política, resuelta en la IV Conferencia de LBI, tomada hace cinco años, que guió el desplazamiento gradual de la dirección política actual de Fortaleza a Sao Paulo, justificada por el hecho de que la capital paulista es la principal ciudad de los trabajadores de la ciudad América Latina y el centro político nacional de Brasil.

Y lo peor es que en tamaño o retroceso no siguieron un plan estratégico, sólo cristalizaron el curso de postración. de la corriente.

La mayor parte de la dirección de LBI dio un paso atrás en la orientación estructural que hasta ese momento marcó una diferencia importante entre la audacia de la corriente y el agotamiento de los otros grupos regionales pequeños. Con esta medida, la LBI retrocedió del nacional-trotskismo para lo que podríamos llamar en forma optimista a un municipal-trotskismo. Al completar 15 años de existencia, 200 ediciones del Luta Operaria y haberse convertido en una referencia política principista de la vanguardia de la izquierda la nacional e internacional, la LBI se retiró hacia la conversión a un organismo unicelular. La renuncia a la lucha por la conciencia de clase conduce, invariablemente, a revisar el ABC del trotskismo. El siguiente paso es responsabilizar al proletariado y no a una cobarde dirección política de la situación desesperada en que se encuentra la humanidad.

En ningún país, en ningún circunstancia, el proletariado por si solo fue capaz de entender su tarea histórica. Estamos obligados a recordar que la alienación y la falta de conciencia política no son fenómenos nuevos para el marxismo. Muy por el contrario aprendimos que las ideas dominantes entre los trabajadores, son las ideas de las clases dominantes, que los trabajadores no desarrollan la conciencia socialista solos, que esta sólo puede ser introducida desde fuera de la clase por los intelectuales materialistas dialécticos como eran Marx, Engels, Lenin y Trotsky.

Pero si la vanguardia marxista, que viene de la pequeña burguesía, se acomodo haciendo sólo política entre sí, el uso de la clase obrera sólo para pedir apoyo a las elecciones sindicales o burguesas, ¿cómo puede penetrar trotskismo en clase? Esperar que el proletariado, bajo el impacto de derrotas históricas y la educación dada por el cretinismo parlamentario, el trade unismo, ongismo, ... no retroceda décadas en su comprensión política, es la idealizar un proletariado que no existe y nunca ha existido.

Las masas llenas de contradicciones internas tornaran su conciencia a favor de la revolución solo si los marxistas lo consiguen. Pensar lo contrario es apostar a la espontaneidad que no tiene nada que ver con el leninismo. Lavarse las manos para esta tarea, que consideran "imposible" consolida el perjudicial divorcio de la teoría política con la clase, lo que lleva a la ruptura programática con el trotskismo y ciertamente al escepticismo.

EN DEFENSA DE LA LUCHA POR LA CONCIENCIA DE LOS TRABAJADORES

La derrota del proletariado de Europa en general y el griego, en particular, obligado a pagar el costo de la fiesta de los especuladores europeos y yanquis ,después de varias huelgas generales, comprueban de manera cabal que para cualquier futuro triunfo del proletariado es imprescindible que las masas sean conducidas por una dirección revolucionaria. Incluso en este gris momento actual y la siguiente "explosión", para usar la frase de Lenin con la que se abre este documento, desde hace décadas, creemos que el fundamento de nuestra existencia debe ser la creación de una organización de lucha y agitación política que salve el porvenir.

La mayor parte de la dirección de LBI aduce también que esas concepciones de nuestra parte no justifica la ruptura, ya que incluso si las críticas de la minoría están en lo cierto, la LBI "no cruzó el Rubicón", "no rompió programáticamente con la frontera de clase”. La realidad no es así. Ni la escisión entre bolcheviques y mencheviques ni la ruptura entre defensistas y derrotistas dentro de la IV Internacional, importantes divisiones del marxismo parecía imprescindible primero. Sin embargo, después de 15 años sin asumir la tarea de construir dentro de la clase obrera, más de 10 años de aislamiento nacional en la organización, se encuentra hoy con un pequeño trabajo sindical agonizante, la crisis de dirección tuvo su precio también para la LBI, llevándola al escepticismo y el agotamiento.

El propio Trotsky que a principios del siglo XX no encontró justa la división entre bolcheviques y mencheviques rusos, evalúa así , dos semanas antes de su asesinato, la escisión, esta vez en el interior del SWP norteamericano: "Si tomamos las diferencias políticas, podemos decir que no eran suficiente para una división, pero si han desarrollado una tendencia a desviarse del proletariado, en dirección a los círculos pequeñoburgueses, entonces estas mismas diferencias pueden tener una, un peso totalmente diferente si se conectada con un grupo social diferente. Este es un punto importante. (...) Esto es muy característico del intelectual desmoralizado ve a la guerra, a la terrible época que tenemos por delante, con pérdidas, sacrificios y tiene miedo. Comienza a propagar el escepticismo y creer que es posible unificar el escepticismo con la devoción revolucionaria Solo podemos desarrollar una devoción revolucionaria si estamos seguros de que es racional y posible, y no podemos tener certeza sin una teoría valida . Aquel que propaga el escepticismo teórico es un traidor. (Sobre el Partido "Obrero", León Trotsky, 07/08/1940).

Retrocediendo hacia el escepticismo práctico la LBI se estanco con el pasar de los años.
Restringiéndose a impulsar un reclutamiento ocasional, relativamente anárquico y empírico de su cada vez más limitada área de influencia sindical dispersa por la ausencia de plenarios de la Tendencia Revolucionaria Sindical (TRS) en Fortaleza. Se contentó con marcar una presencia testimonial –crítica al calendario del bloque sindical, de la consejería de izquierda al lulismo, conducido por el PSTU. Vale la pena señalar que la crisis en el partido empeoró en julio después de una importante participación en la corriente sindical de CONCLAT en Santos.

Realizamos brillantes denuncias del carácter burocrático, impotente y liquidaciónista opuestas, a armar a la clase contra el l frente popular de la dirección de CONLUTAS. Todavía, la falta de un nucleamiento permanente y estructural mas la falta de formación de cuadros revolucionarios agravo profundamente el aislamiento político que el asedio del Frente Popular y sus satélites impusieron a la LBI. Nuestra intervención esterilizada en la vanguardia de la izquierda del movimiento obrero se dirige a activistas viciados que hace mucho viven del aparato sindical traicionando a su sector.

A modo de conclusión, durante una década y media reclamamos a los zorros no que coman de las gallinas y renunciando a enseñar a las gallinas las habilidades de las águilas.

La LBI es vista como un grupo que puede incluso hacer críticas y pronósticos acertados, pero no está dispuesto a luchar constantemente por la conciencia del proletariado contra el adormecimiento frente populista al que lo llevan los oportunistas qué critica.

Romper con una orientación que renuncia a la lucha por la conciencia proletaria contra el oportunismo y el revisionismo es una obligación de las personas que tienen como estrategia de vida  la militancia revolucionaria trotskista.

Las concepciones del trotskismo y del escepticismo son irreconciliables. Recordamos una vez más al viejo bolchevique ante los escépticos que, sobre  las presiónes hostiles que la reacción anticomunista,  germinaron dentro de las filas de la IV Internacional: " ¿Se formara una verdadera dirección revolucionaria que sea capaz de dirigir al proletariado rumbo a la conquista del poder? La Cuarta Internacional responde a esta pregunta afirmativamente, no sólo por el texto de su programa, sino también por el hecho mismo de su existencia. Todas las diferentes variedades de representantes desilusionados y aterrorizada de los pseudo-marxismo proceden, sin embargo, con base en el supuesto de que la bancarrota de la dirección "refleja" la incapacidad del proletariado para cumplir su misión revolucionaria. No todos nuestros oponentes expresan claramente este pensamiento, pero todos ellos - de ultra izquierda, centristas, los anarquistas, por no hablar de estalinistas y socialdemócratas - descargan la responsabilidad de las derrotas en las espaldas del proletariado. Ninguno de ellos señala sobre qué condiciones precisas el proletariado será capaz de llevar a cabo el viraje socialista.

Si asumimos que es cierto que la causa de las derrotas reside en cualidades sociales del proletariado mismo, a continuación, la situación de la sociedad moderna debe ser vista como desesperada. Bajo las condiciones del capitalismo en descomposición, el proletariado no crece ni numérica ni culturalmente. Así que no hay razón para esperar que en algún punto se eleve en el nivel de las tareas revolucionarias.

La pregunta se presenta totalmente diferente para aquel que tiene claro el profundo antagonismo que existe entre la exigencia orgánica, profunda e insuperable de las masas trabajadoras para liberarse del sangriento caos capitalista, y el cadáver de la dirección conservadora, patriótica y totalmente burguesa del movimiento obrero, que sobrevive por sí misma. Debemos elegir una de estas dos concepciones irreconciliables. "(El proletariado y su dirección, la URSS en la Guerra, León Trotsky, 09/25/1939).

De hecho, no todos los escépticos expresan clara y formalmente su creencia de que el proletariado se ha vuelto incapaz de seguir una estrategia revolucionaria. En el caso de LBI, después de nuestra ruptura , la corriente ha estado tratando de ocultar sus postración con condenas literarias a la postración , una alta dosis de ufanismo, un ritmo de redacción de textos frenético, encima de lo normal e incluso la reconstitución urgente de la recién liquidada regional de São Paulo. Tenemos razones de sobra para creer que estos gestos tienen vida corta, apuntando sólo a camuflar a un nivel bastante inmediato la postración cristalizada a lo largos de los años.

POR UNA VANGUARDIA PROLETARIA DE LA CUARTA INTERNACIONAL

Tomamos la iniciativa para romper el LBI, consciente de las presiones, voluntaristas, basistas y obreristas que amenazan nuestro nuevo curso. No dejaremos de cometer errores en nuestro nuevo camino Al principio nuestro programa será inevitablemente incompleto y confuso. Recurriremos al estudio de la valiosa experiencia de los comunistas del pasado para tratar de disipar esas confusiones... Sobre de todo, trataremos, junto con los sectores de clase que con nosotros militen, de aprender de  los errores. No hay otro modo de tener acceso directo a los trabajadores y ganar su confianza mediante tácticas correctas sin una experiencia desarrollada en común. Sólo es posible ganar al proletariado para una organización revolucionaria estrechando los vínculos con sus camadas mas consientes aun no deformadas por los numerosos tentáculos del inmenso aparato oficial constituido por el frente popular incluyendo las antisindicales y CONLUTAS.

¿Esto significa abandonar la lucha de por foros de estas entidades? De modo alguno. Significa que, por otra parte, es necesario construir oposiciones de base, comunistas, revolucionarias dentro de cada sindicato en contra de las instrucciones del centro burocrático abiertamente controladas por los oficialistas o sus satélites.

 Contamos con la gran ventaja de tener a favor de la iniciativa de la tarea, la extrema necesidad que sufre el proletariado de una organización política dispuesta a crear en su medio una militancia de cuadros bolcheviques armada de un programa. La tarea del momento es construir una oposición obrera y revolucionaria al gobierno de Lula o al gobierno burgués que lo reemplazara.

Al caer en manos de los canallas que siempre han sido justamente el blanco de las críticas de la LBI este documento puede causar cierta satisfacción moral perversa. Aconsejamos a estos señores que disfrutan de este breve momento inicial al máximo. A partir de ahora, ya no se podrán aprovechar mas del hecho de que la organización trotskista que los condena estará aislada de los destacamentos de vanguardia de la clase obrera qué sobre ustedes marcharan en lucha contra la colaboración de clases y por la toma del poder por los trabajadores rumbo a la edificación de un futuro socialista de la humanidad.

Humberto Rodrigues
Fundador y ex miembro del Comité Central del LBI, miembro del consejo de redacción del periódico “Luta Operaria” y de la revista “Marxismo revolucionario”;

Nadia Silva
Ex militante de LBI y TRS;

Luiza Freitas
Ex militante de LBI y TRS;

Pilar Oliveira
Ex militante de LBI y TRS

Octubre 2010

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