martes, 22 de enero de 2013

VENZUELA


¡Frente único para derrotar la derecha y el imperialismo, pero sin ninguna confianza en Maduro ni en las demás fracciones boliburguesas! ¡Partido bolchevique y Revolución Permanente para imponer el verdadero socialismo en siglo XXI!
DECLARACIÓN DEL COMITÉ DE VINCULACION POR LA IV INTERNACIONAL - CVCI
 
En la disputa interburguesa que se realiza en Venezuela ahora se juega mucho más que el futuro del chavismo.

En Argentina, Brasil y Venezuela, la oposición burguesa respaldada por el imperialismo anglo-yanqui aumenta la presión a los gobiernos semi-coloniales para nutrir los apetitos imperialistas crecientes en medio de la crisis económica internacional y abrir paso a una nuevas coaliciones títeres gobernantes. Pocos meses después de perder las elecciones presidenciales, pero aprovechando que el ganador no puede presidir el país, la derecha tensiona las distintas fracciones del chavismo y EUA busca en el post-Chávez la contención en Latinoamérica de la expansión del bloque burgués rival, China-Rusia que ganó influencia a partir de la primera década del siglo XXI. También la maniobra del imperialismo en preparar un post-Chávez en Venezuela es una maniobra preventiva que apunta a evitar la formación – en los 3 países clave en las 3 grandes cuencas de América del Sur, el Orinoco, el Amazonas y el sistema de el Platade una plataforma común formada por Argentina, Brasil y Venezuela en donde puedan asentarse los intereses de el núcleo ruso-chino, en el contexto de enfrentamiento de los grandes bloques mundiales antes señalado, con el fin de consolidarse y expandirse en el propio hemisferio occidental.
La reacción apuesta en la disputa institucional electoral, pero ahora sobre todo en la división de la boliburguesia entre Cabello, representante del sector ligado a los intereses del aparato militar y el ex–sindicalista Maduro (vicepresidente). La boliburguesia nació de la crisis de el bipartidismo en Venezuela y de el régimen instaurado tras el pacto de el punto fijo en 1958, régimen que ingresó en decadencia fundamentalmente con la caída de los precios del crudo entre fines de los 80 y principios de los 90. Es en ese contexto de crisis de la superestructura – en un petroestado es decir allí donde el Estado capitalista extrae la mayor parte de sus recursos de el control estatal de la renta petrolera – una fuerza estatal con fuertes intereses específicos en el control de la propia renta petrolera, el ejercito, irrumpe y prepara las condiciones para una recomposición futura de el petroestado , cuando el mercado mundial se lo permitiera, sobre nuevas bases:

1) Mayor peso especifico del ejército burgués en el propio estado capitalista, asegurando así la parte de control que el ejército mismo tiene sobre los ingresos de las exportaciones de petróleo;

2) Mayor articulación de consenso social ampliado- haciendo algunas concesiones, imprescindibles para lograr ese consenso - al conjunto de los trabajadores;

3) Es desde la superestructura donde se dan las condiciones para la aparición de nuevos actores dentro de la clase burguesa nativa es decir la burguesía bolivariana.

Todos los anteriores puntos citados son iniciativas hechas desde la superestructura pero que descansan en última instancia en el hecho infraestructural de el vinculo de Venezuela con el mercado mundial, que apropiación mediante de una parte de la renta petrolera por parte del estado burgués dan origen a el petroestado capitalista de tipo semicolonial.

Pasados 14 años, se apunta a un nuevo recambio la probable salida de la escena del Bonaparte que arbitró el conflicto entre las distintas fracciones burguesas mundiales y locales, contuvo a el proletariado y la insurgencia regional y abrió paso para un nuevo replanteo de el status semicolonial con el imperialismo estadunidense tras haber establecido una alianza estratégica con Juan Manuel Santos (Colombia) alianza estratégica, que se centra en la hoja de ruta que apunta a la capitulación militar de las FARCs, con Chávez mismo que así pavimento a su vez el camino para un futuro giro que acerque el bolivarianismo del imperialismo, repitiendo, a su manera, la misma trayectoria de tantos movimientos nacionalistas burgueses como el cardenismo mexicano o el peronismo histórico argentino.

A pesar de la reducción de las exportaciones de crudo venezolano a los EUA, el país siegue como la tercera mayor fuente internacional de petróleo para el amo del norte (detrás apenas de Arabia Saudita y Canadá). Venezuela infraestructuralmente tiene fuertes tendencias a mantener vínculos con EUA hacia donde exporta la mitad del total de sus exportaciones y cerca del 40% de su petróleo y esto permanentemente presiona para expresarse en la superestructura estatal y particularmente su núcleo duro: el ejército que ahora, mayoritariamente, defiende la legitimidad del mandato de Chávez, pero apuesta en una sucesión vía Cabello. Y no por casualidad, a principios de enero se publicó un documento de la “Frente Institucional Militar “firmado por más de 70 generales y coroneles de las Fuerzas Armadas que apoyan el reclamo de la derecha y “ante la compleja situación nacional, exhorta a nuestros compañeros de armas a cumplir cabalmente sus deberes militares y respetar plenamente la Constitución Nacional” (diarioenlamira.com, 9/01).

En este sentido es clave que el proletariado venezolano rompa con cualquier tipo de expectativas puestas en supuestas “alas antiimperialistas” del ejército burgués. La confianza en el núcleo duro del aparato enemigo, por parte del proletariado ha sido probado hasta el hartazgo en la historia universal, que se paga con derrotas para el propio proletariado, que dan origen a ríos de sangre.

El “socialismo do siglo XXI” no permitió el avance en una coma de la lucha por el control obrero de la producción. Por lo contrario, en todas las luchas en que los obreros se movieron radicalizadamente ocupando fábricas fueran asesinados o duramente reprimidos por el régimen chavista, en medio al aumento de organismos políticos para cooptación y control social de las masas por el petroestado semicolonial hegemonizado por la boliburguesia.

En el reconocimiento de la legitimidad de Maduro por la OEA (Organización de Estados Americanos, apunta que por la vía del “Ministerio de Colonias” (como le decía el Che) el imperialismo tiene su apuesta como plan A en la cooptación del chavismo post-Chávez. Pero a su vez, la aproximación de Venezuela de Washington es más un instrumento puente, además del rol de los distintos gobiernos latinoamericanos como los del PT de Brasil, para presionar por la aceleración de los ritmos de restauración capitalista en Cuba con la burocracia castrista que dialécticamente influencia y es influenciada por la boliburguesia. El imperialismo es plenamente consciente de este proceso.

El chavismo asimismo viene preparando un ajuste contra los trabajadores. The Economist del 15/12 dice que “quien sea que termine gobernando Venezuela se va a enfrentar a decisiones económicas difíciles. (…) la economía probablemente se desacelerará. (…) el déficit público está estimado en un 14.7% del PBI (…) y la inflación, de 18%, probablemente aumente el año que viene”. El gobierno lanzó “el anuncio por parte del ministro de Planificación y Finanzas Jorge Giordani de aumentar la gasolina y las tarifas de los servicios públicos” (Elimpulso.com, 23/11/2012). También se perfila una devaluación para este año: “tanto la firma de inversión inglesa Barclays como la firma de investigación venezolana Ecoanalítica proyectan que la divisa venezolana es muy probable que se devalúe un 46% durante el primer cuarto del año” (El Universal, 26/10/2012). Esto implica en el aumento de la inflación y corrosión de los salarios. El tarifazo y la devaluación, son en función de pagar la deuda externa, ya que “el servicio de la deuda externa venezolana se lleva 12 mil millones de dólares cada año” (Notitarde.com, 11/08/2012).

En un artículo de The Washington Post del 9/01 dice que “Roberta Jacobson, la más alta diplomática para América Latina, habló por teléfono con el vicepresidente Nicolás Maduro en noviembre y discutió maneras de mejorar los lazos en varios asuntos como pelear los carteles de droga y el terrorismo”. Incluso informan que “Maduro y otros desde adentro del gobierno de Chávez también buscan una reaproximación [con el gobierno de EEUU, NdR]” y que “el diplomático estadounidense Kevin Whitaker también ha estado en contacto regular con Roy Chaderton, el embajador venezolano a la OEA en Washington”.

El chavismo le facilita el camino a la derecha y al imperialismo, que explotan demagógicamente la miseria social que aumenta cada vez más en Venezuela. Si el chavismo quisiera profundizar la movilización popular para derrotar a la derecha, no tendría que ajustar y pagar la deuda, sino que por el contrario debería dar satisfacción a los reclamos de las masas. Por eso, llamamos a la militancia obrera y popular venezolana a pronunciarse contra el ajuste, el pago de deuda y los compromisos con el imperialismo, impulsando un plan de lucha contra el golpe y por todas las reivindicaciones de las masas.

Para derrotar la presión de la derecha y del imperialismo hay que romper y expropiar a los mismos. Ninguna confianza en Maduro que prepara ajustes contra los trabajadores pagando la deuda externa y acercándose al imperialismo yanqui.

Pero ojo, bajo la derrota de Kadafi, el acoso actual de Siria y el futuro de Irán, el mismísimo Chávez ya empieza a coquetear con el imperialismo, a co-orientar la capitulación de las Farc y la restauración capitalista en Cuba, está por imponer los ajustes de la crisis capitalista con alevosía sobre los huesos y músculos ya doloridos de la población trabajadora venezolana. Es por todo esto que estamos en su contra. Pero la victoria de la derecha acelerara la llegada de las derrotas que el chavismo preparó.

La causa de la unidad latinoamericana no puede ser satisfecha por los gobiernos nacionalistas burgueses, que privilegian sus compromisos con el imperialismo antes que la defensa de la lucha unitaria de conjunto contra éste. La unidad de obreros y campesinos a nivel continental, y la lucha por los Estados Unidos Socialistas de América Latina y Caribe, es la única forma de expulsar al imperialismo en nuestro continente. Para lo cual es necesario superar los límites del nacionalismo burgués. Es por tanto fundamental poner de pie un amplio Frente Único Antiimperialista para derrotar a la derecha y simultáneamente ganar del chavismo la influencia que hoy los revolucionarios no tiene sobre las masas. Así, preparando un partido bolchevique de la clase obrera venezolana avanzaremos para realizar todas las tareas que  el chavismo, en nombre de un socialismo boliburgues se opuso a realizar, expropiando la derecha, sus grupos mediáticos, las multinacionales y la propia boliburguesia, por el control obrero de da PDVSA y con los métodos de la revolución permanente apuntar a una estrategia que supere por la insurrección proletaria y socialista a los gobiernos burgueses bolivarianos para conquistar un gobierno obrero y campesino, único capaz de establecer las bases para el socialismo en el siglo XXI."

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