León Carlos, TMB Argentina y Humberto Rodrigues, LC Brasil.
2019, la huelga general más grande de la historia de Chile
En octubre de 2019, la masiva lucha de clases en Chile generó protestas masivas contra el neoliberalismo con demandas que iban, por ejemplo, contra el auge de la privatización en educación y salud. En pocas semanas el país fue convulsionado, los trabajadores y los oprimidos en general realizaron mayor la huelga general y luego la marcha popular más grande de la historia de Chile.
La izquierda chilena, hegemonizada por el Partido Comunista y el Frente Amplio (una nueva izquierda posmoderna, como Podemos en España o el PSOL Brasileño y que elegirá presidente a Boric en 2021) constituyó la Mesa de Unidad Nacional, una coordinadora de organizaciones sindicales, como la CUT (Central Unitaria de Trabajadores, dirigida por el Partido Comunista), la Federación de Trabajadores del Cobre, el Colegio de Profesores (organización nacional de docentes de la educación pública ), el Sindicato de Trabajadores del Metro de Santiago, CONFECH (Confederación de Estudiantes de Chile), el sindicato de trabajadores portuarios de Valparaíso, la Confederación Nacional de Salud Municipal (CONFUSAM) defendió en la mesa y la siguiente pauta de demandas :
1. La renuncia de Piñeda
2. Regreso de los militares a los cuarteles;
3. Paro legislativo durante el Estado de Emergencia (propuesta que ni siquiera los parlamentarios del PC y FA aceptaron);
4. Implementación de un paquete de medidas económicas de urgencia para el pueblo trabajador;
5. Asamblea Nacional Constituyente por el fin del modelo neoliberal inaugurado en 1980 en plena dictadura de Pinochet;
Sin una dirección dispuesta a conducir la lucha de clases a la conquista revolucionaria del poder de los trabajadores con influencia de masas capaz de hacerlo, el movimiento no consiguio ni siquiera lograr la renuncia de Piñeda. El presidente derechista actuó entonces con truculencia y luego trató de ganar tiempo hasta que la movilización decayese, prometió atender algunas de las demandas desde que se vaciaran las calles y .el debate fuese institucionalizado en el terreno dominado por la burguesía y la derecha.
2020, el golpe de la parlamentarizacion contra la lucha de los trabajadores y el reflujo
El único reclamo relativamente adelantado entre los cinco anteriores fue el de la Asamblea Nacional Constituyente. Pero nada que superara estructuralmente a la Constitución impuesta por Pinochet y reformada por el gobierno de Lagos en 2005. Un acuerdo parlamentario entre la derecha, los 2 partidos socialistas, el Partido Radical, la Democracia Cristiana y una parte del Frente Amplio, desvió las luchas populares hacia una reforma sumamente limitada de la constitución, fijando los mismos límites de no contravenir los tratados internacionales a través de la reforma constitucional y que los acuerdos sean por 2/3. Con eso se le dio forma definitiva a la parlamentarización de la lucha de clases en Chile.
Al 25 de octubre de 2020, con la participación del 51% del electorado -voto voluntario- el 78% está a favor de una nueva constitución. La Asamblea Constituyente fue elegida con la participación del 41% del electorado y los partidos de derecha -los que apoyaban al pinochetismo- obtuvieron menos de 1/3. La convención constitucional con poderes limitados después de 1 año de funcionamiento - 2021/2022 - entrega el proyecto de constitución a Boric.
2022: Parlamentarización de la lucha de clases operada por la socialdemocracia posmodernizada frustra a los trabajadores y favorece a la derecha
En el referéndum del 4 de septiembre de 2022 hubo un 62% de rechazo a la nueva constitución chilena, manteniendo así la constitución de Pinochet de 1980 con las reformas de Lagos de 2005. En las elecciones presidenciales anteriores, Boric había ganado en segunda vuelta con un 55% de votos electorales. Participación en la que Boric obtuvo el 55,87% de los votos en las elecciones de diciembre de 2021. En el referéndum de septiembre sobre la aprobación o rechazo de la nueva constitución hubo voto obligatorio. Los nuevos votantes rechazaron abrumadoramente la nueva constitución como una forma de castigar al gobierno de Boric -a lo que hay que sumar las campañas mediáticas de derecha-.
La votación fue una protesta contra Boric, que tiene cada vez menos apoyo popular. Esto se debe a la situación económica cada vez más difícil que atraviesan los trabajadores chilenos. Cabe señalar que, como parte del creciente alejamiento de Boric del componente popular que tuvo su voto en 2021, Boric no avanzó en la liberación de presos políticos en Chile tras las gigantescas jornadas de protesta contra las políticas del modelo neoliberal en 2019, Boric tampoco hizo avances significativos para acabar con el sistema privado de pensiones en Chile. Tampoco avanzó significativamente en los reclamos de 2019. La nueva constitución que había impulsado Boric no avanzaba en medidas económicas como la nacionalización del litio o el cobre.
Como decíamos en febrero de este año ante la asunción de Boric:
El único reclamo relativamente adelantado entre los cinco anteriores fue el de la Asamblea Nacional Constituyente. Pero nada que superara estructuralmente a la Constitución impuesta por Pinochet y reformada por el gobierno de Lagos en 2005. Un acuerdo parlamentario entre la derecha, los 2 partidos socialistas, el Partido Radical, la Democracia Cristiana y una parte del Frente Amplio, desvió las luchas populares hacia una reforma sumamente limitada de la constitución, fijando los mismos límites de no contravenir los tratados internacionales a través de la reforma constitucional y que los acuerdos sean por 2/3. Con eso se le dio forma definitiva a la parlamentarización de la lucha de clases en Chile.
Al 25 de octubre de 2020, con la participación del 51% del electorado -voto voluntario- el 78% está a favor de una nueva constitución. La Asamblea Constituyente fue elegida con la participación del 41% del electorado y los partidos de derecha -los que apoyaban al pinochetismo- obtuvieron menos de 1/3. La convención constitucional con poderes limitados después de 1 año de funcionamiento - 2021/2022 - entrega el proyecto de constitución a Boric.
2022: Parlamentarización de la lucha de clases operada por la socialdemocracia posmodernizada frustra a los trabajadores y favorece a la derecha
En el referéndum del 4 de septiembre de 2022 hubo un 62% de rechazo a la nueva constitución chilena, manteniendo así la constitución de Pinochet de 1980 con las reformas de Lagos de 2005. En las elecciones presidenciales anteriores, Boric había ganado en segunda vuelta con un 55% de votos electorales. Participación en la que Boric obtuvo el 55,87% de los votos en las elecciones de diciembre de 2021. En el referéndum de septiembre sobre la aprobación o rechazo de la nueva constitución hubo voto obligatorio. Los nuevos votantes rechazaron abrumadoramente la nueva constitución como una forma de castigar al gobierno de Boric -a lo que hay que sumar las campañas mediáticas de derecha-.
La votación fue una protesta contra Boric, que tiene cada vez menos apoyo popular. Esto se debe a la situación económica cada vez más difícil que atraviesan los trabajadores chilenos. Cabe señalar que, como parte del creciente alejamiento de Boric del componente popular que tuvo su voto en 2021, Boric no avanzó en la liberación de presos políticos en Chile tras las gigantescas jornadas de protesta contra las políticas del modelo neoliberal en 2019, Boric tampoco hizo avances significativos para acabar con el sistema privado de pensiones en Chile. Tampoco avanzó significativamente en los reclamos de 2019. La nueva constitución que había impulsado Boric no avanzaba en medidas económicas como la nacionalización del litio o el cobre.
Como decíamos en febrero de este año ante la asunción de Boric:
“La continuidad neoliberal quedó asegurada en el futuro gobierno de Bóric con el nombramiento de Mario Marcel como ministro de Hacienda. Marcel era hasta ahora presidente del Banco Central de Chile -un neoliberal “transversal” porque está vinculado al Partido Socialista- y que había sido ratificado por el propio Piñera en 2016. El nombramiento de Marcel como ministro de Hacienda es una señal de Boric al capital financiero como una forma de “tranquilizarlo” de que el nuevo gobierno no sería más que una variante “progresista” del neoliberalismo en Chile.Esto prepara una profunda frustración en los trabajadores que votaron por Boric, siendo fermento para futuros avances de derecha en la situación política en Chile. Se puede repetir algo similar a lo ocurrido en Grecia, con el desastroso gobierno de Syriza, que traicionó a la población que lo votó a él y en el referéndum contra el neoliberalismo, para obedecer las determinaciones del Banco Central Europeo." (CHILE)
Para detener la tendencia a la derecha que la erosión del gobierno bóric -a través de sus concesiones a el capital financiero – genera y generara, es vital que los trabajadores de vanguardia de Chile avancen en su organización independiente de la clase trabajadora con el objetivo inmediato de construir la partido que defiende los intereses históricos de la propia clase trabajadora en Chile. La derrota chilena provocada por la parlamentarización de la lucha de clases debe servir de lección para todos los pueblos trabajadores y oprimidos y para la izquierda combativa.
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