¡Frente único para derrotar la derecha y el imperialismo, pero sin ninguna confianza en Maduro ni en las demás fracciones boliburguesas! ¡Partido bolchevique y Revolución Permanente para imponer el verdadero socialismo en siglo XXI!
DECLARACIÓN DEL COMITÉ DE VINCULACION POR LA IV INTERNACIONAL - CVCI
En la disputa interburguesa que se realiza en Venezuela ahora se juega
mucho más que el futuro del chavismo.
En Argentina, Brasil y Venezuela, la oposición burguesa respaldada por
el imperialismo anglo-yanqui aumenta la presión a los gobiernos semi-coloniales
para nutrir los apetitos imperialistas crecientes en medio de la crisis
económica internacional y abrir paso a una nuevas coaliciones títeres
gobernantes. Pocos meses después de perder las elecciones presidenciales, pero
aprovechando que el ganador no puede presidir el país, la derecha tensiona las
distintas fracciones del chavismo y EUA busca en el post-Chávez la contención
en Latinoamérica de la expansión del bloque burgués rival, China-Rusia que ganó
influencia a partir de la primera década del siglo XXI. También la maniobra del
imperialismo en preparar un post-Chávez en Venezuela es una maniobra preventiva
que apunta a evitar la formación – en los 3 países clave en las 3 grandes cuencas de
América del Sur, el Orinoco, el Amazonas y el sistema de el Plata – de una plataforma común formada por Argentina,
Brasil y Venezuela en donde puedan asentarse los intereses de el núcleo
ruso-chino, en el contexto de enfrentamiento de los grandes bloques mundiales
antes señalado, con el fin de consolidarse y expandirse en el propio hemisferio
occidental.
La reacción apuesta en la disputa institucional electoral, pero ahora
sobre todo en la división de la boliburguesia entre Cabello, representante del
sector ligado a los intereses del aparato militar y el ex–sindicalista Maduro
(vicepresidente). La boliburguesia nació de la crisis de el bipartidismo en
Venezuela y de el régimen instaurado tras el pacto de el punto fijo en 1958,
régimen que ingresó en decadencia fundamentalmente con la caída de los precios
del crudo entre fines de los 80 y principios de los 90. Es en ese contexto de
crisis de la superestructura – en un petroestado es decir allí donde el Estado
capitalista extrae la mayor parte de sus recursos de el control estatal de la
renta petrolera – una fuerza estatal con fuertes intereses específicos en el
control de la propia renta petrolera, el ejercito, irrumpe y prepara las
condiciones para una recomposición futura de el petroestado , cuando el mercado
mundial se lo permitiera, sobre nuevas bases:
1) Mayor peso especifico del ejército burgués en el propio estado
capitalista, asegurando así la parte de control que el ejército mismo tiene
sobre los ingresos de las exportaciones de petróleo;
2) Mayor articulación de consenso social ampliado- haciendo algunas
concesiones, imprescindibles para lograr ese consenso - al conjunto de los
trabajadores;
3) Es desde la superestructura donde se dan las condiciones para la
aparición de nuevos actores dentro de la clase burguesa nativa es decir la
burguesía bolivariana.
Todos los anteriores puntos citados son iniciativas hechas desde la
superestructura pero que descansan en última instancia en el hecho
infraestructural de el vinculo de Venezuela con el mercado mundial, que
apropiación mediante de una parte de la renta petrolera por parte del estado
burgués dan origen a el petroestado capitalista de tipo semicolonial.
Pasados 14 años, se apunta a un nuevo recambio la probable salida de la
escena del Bonaparte que arbitró el conflicto entre las distintas fracciones
burguesas mundiales y locales, contuvo a el proletariado y la insurgencia
regional y abrió paso para un nuevo replanteo de el status semicolonial con el
imperialismo estadunidense tras haber establecido una alianza estratégica con
Juan Manuel Santos (Colombia) alianza estratégica, que se centra en la hoja de
ruta que apunta a la capitulación militar de las FARCs, con Chávez mismo que
así pavimento a su vez el camino para un futuro giro que acerque el
bolivarianismo del imperialismo, repitiendo, a su manera, la misma trayectoria
de tantos movimientos nacionalistas burgueses como el cardenismo mexicano o el
peronismo histórico argentino.
A pesar de la reducción de las exportaciones de crudo venezolano a los
EUA, el país siegue como la tercera mayor fuente internacional de petróleo para
el amo del norte (detrás apenas de Arabia Saudita y Canadá). Venezuela
infraestructuralmente tiene fuertes tendencias a mantener vínculos con EUA
hacia donde exporta la mitad del total de sus exportaciones y cerca del 40% de su petróleo
y esto permanentemente presiona para expresarse en la superestructura estatal y
particularmente su núcleo duro: el ejército que ahora, mayoritariamente,
defiende la legitimidad del mandato de Chávez, pero apuesta en una sucesión vía
Cabello. Y no por casualidad, a principios de enero se publicó un documento de
la “Frente Institucional Militar “firmado por más de 70 generales y coroneles de
las Fuerzas Armadas que apoyan el reclamo de la derecha y “ante la compleja
situación nacional, exhorta a nuestros compañeros de armas a cumplir cabalmente
sus deberes militares y respetar plenamente la Constitución Nacional” (diarioenlamira.com, 9/01).
En este sentido es clave que el proletariado venezolano rompa con
cualquier tipo de expectativas puestas en supuestas “alas antiimperialistas”
del ejército burgués. La confianza en el núcleo duro del aparato enemigo, por
parte del proletariado ha sido probado hasta el hartazgo en la historia
universal, que se paga con derrotas para el propio proletariado, que dan origen
a ríos de sangre.
El “socialismo do siglo XXI” no permitió el avance en una coma de la
lucha por el control obrero de la producción. Por lo contrario, en todas las
luchas en que los obreros se movieron radicalizadamente ocupando fábricas
fueran asesinados o duramente reprimidos por el régimen chavista, en medio al
aumento de organismos políticos para cooptación y control social de las masas
por el petroestado semicolonial hegemonizado por la boliburguesia.
En el reconocimiento de la legitimidad de Maduro por la OEA
(Organización de Estados Americanos, apunta que por la vía del “Ministerio de
Colonias” (como le decía el Che) el imperialismo tiene su apuesta como plan A
en la cooptación del chavismo post-Chávez. Pero a su vez, la aproximación de
Venezuela de Washington es más un instrumento puente, además del rol de los
distintos gobiernos latinoamericanos como los del PT de Brasil, para presionar
por la aceleración de los ritmos de restauración capitalista en Cuba con la
burocracia castrista que dialécticamente influencia y es influenciada por la
boliburguesia. El imperialismo es plenamente consciente de este proceso.
El chavismo asimismo viene preparando un ajuste contra los trabajadores.
The Economist del 15/12 dice que “quien sea que termine gobernando Venezuela se
va a enfrentar a decisiones económicas difíciles. (…) la economía probablemente
se desacelerará. (…) el déficit público está estimado en un 14.7% del PBI (…) y
la inflación, de 18%, probablemente aumente el año que viene”. El gobierno
lanzó “el anuncio por parte del ministro de Planificación y Finanzas Jorge
Giordani de aumentar la gasolina y las tarifas de los servicios públicos”
(Elimpulso.com, 23/11/2012). También se perfila una devaluación para este año:
“tanto la firma de inversión inglesa Barclays como la firma de investigación
venezolana Ecoanalítica proyectan que la divisa venezolana es muy probable que
se devalúe un 46% durante el primer cuarto del año” (El Universal, 26/10/2012).
Esto implica en el aumento de la inflación y corrosión de los salarios. El
tarifazo y la devaluación, son en función de pagar la deuda externa, ya que “el
servicio de la deuda externa venezolana se lleva 12 mil millones de dólares
cada año” (Notitarde.com, 11/08/2012).
En un artículo de The Washington Post del 9/01 dice que “Roberta
Jacobson, la más alta diplomática para América Latina, habló por teléfono con
el vicepresidente Nicolás Maduro en noviembre y discutió maneras de mejorar los
lazos en varios asuntos como pelear los carteles de droga y el terrorismo”.
Incluso informan que “Maduro y otros desde adentro del gobierno de Chávez
también buscan una reaproximación [con el gobierno de EEUU, NdR]” y que “el
diplomático estadounidense Kevin Whitaker también ha estado en contacto regular
con Roy Chaderton, el embajador venezolano a la OEA en Washington”.
El chavismo le facilita el camino a la derecha y al imperialismo, que
explotan demagógicamente la miseria social que aumenta cada vez más en
Venezuela. Si el chavismo quisiera profundizar la movilización popular para
derrotar a la derecha, no tendría que ajustar y pagar la deuda, sino que por el
contrario debería dar satisfacción a los reclamos de las masas. Por eso,
llamamos a la militancia obrera y popular venezolana a pronunciarse contra el
ajuste, el pago de deuda y los compromisos con el imperialismo, impulsando un
plan de lucha contra el golpe y por todas las reivindicaciones de las masas.
Para derrotar la presión de la derecha y del imperialismo hay que romper
y expropiar a los mismos. Ninguna confianza en Maduro que prepara ajustes
contra los trabajadores pagando la deuda externa y acercándose al imperialismo
yanqui.
Pero ojo, bajo la derrota de Kadafi, el acoso actual de Siria y el
futuro de Irán, el mismísimo Chávez ya empieza a coquetear con el imperialismo,
a co-orientar la capitulación de las Farc y la restauración capitalista en
Cuba, está por imponer los ajustes de la crisis capitalista con alevosía sobre
los huesos y músculos ya doloridos de la población trabajadora venezolana. Es
por todo esto que estamos en su contra. Pero la victoria de la derecha
acelerara la llegada de las derrotas que el chavismo preparó.
La causa
de la unidad latinoamericana no puede ser satisfecha por los gobiernos
nacionalistas burgueses, que privilegian sus compromisos con el imperialismo
antes que la defensa de la lucha unitaria de conjunto contra éste. La unidad de
obreros y campesinos a nivel continental, y la lucha por los Estados Unidos
Socialistas de América Latina y Caribe, es la única forma de expulsar al
imperialismo en nuestro continente. Para lo cual es necesario superar los
límites del nacionalismo burgués. Es por tanto fundamental poner de pie un
amplio Frente Único Antiimperialista para derrotar a la derecha y
simultáneamente ganar del chavismo la influencia que hoy los revolucionarios no
tiene sobre las masas. Así, preparando un partido bolchevique de la clase
obrera venezolana avanzaremos para realizar todas las tareas que el chavismo, en nombre de un socialismo
boliburgues se opuso a realizar, expropiando la derecha, sus grupos mediáticos,
las multinacionales y la propia boliburguesia, por el control obrero de da
PDVSA y con los métodos de la revolución permanente apuntar a una estrategia
que supere por la insurrección proletaria y socialista a los gobiernos burgueses
bolivarianos para conquistar un gobierno obrero y campesino, único capaz de
establecer las bases para el socialismo en el siglo XXI."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario