Declaración del Comité de vinculación de la IV Internacional
La crisis económica, agravada por la recesión derivada de la pandemia de coronavirus, desató casi una nueva “primavera” intercontinental de revoluciones coloridas en el segundo semestre del 2020. Este proceso está más avanzado en tres países: Líbano, Bielorrusia y Argentina. La guerra de clases no se detiene durante las tragedias. Por el contrario, cuando las condiciones de vida de sus víctimas se debilitan, es cuando los depredadores del gran capital se aprovechan para asestar golpes más profundos. Los recortes salariales y los despidos masivos fueron casi una regla comercial global durante la pandemia.
Grandes monopolios de la alta tecnología, la venta minorista online y la industria farmacéutica vieron dispararse sus ventas y sus acciones, como fue el caso de Amazon, Microsoft, Apple, Tesla, Tencent, Facebook, Nvidia, Alphabet (Google), Paypal, TMobilie, por citar los diez primeros con mayor rentabilidad. En medio de una pandemia, el gobierno de Estados Unidos orquestó un intento de invasión marítima por mercenarios de Venezuela, acusó a Maduro de narcotraficante y ofreció un premio de 15 millones por información que condujera a su arresto. También durante este período, la administración Trump mantuvo o intensificó las sanciones contra Venezuela, Irán, Cuba, Corea del Norte, Rusia y China. Israel atacó a los palestinos en la Franja de Gaza, sin piedad, con ataques aéreos y fuego de artillería. Internamente, los gobiernos burgueses aprovechan para confiscar derechos, realizar contrarreformas y reducir las inversiones sociales.
En 2019, Evo Morales fue reelegido con una gran ventaja de votos. La candidatura de la derecha pro-imperialista no admitió el resultado e inició un proceso golpista con manifestaciones populares, ataques fascistas, chantaje militar-policial hasta que el golpe se consumó con la renuncia de Evo Morales, quien ni siquiera llego a terminar el mandato en curso. El 24 de julio de 2020, en respuesta a una publicación en las redes sociales que mencionaba los intereses de Elon Musk en evitar que Morales continuase en el poder, el multimillonario, dueño de la multinacional automotriz de alta tecnología Tesla y proveedor de equipos para el US Air Force, escribió en su cuenta de Twitter: “¡Vamos a golpear a quien queramos! Tratar con eso". La reserva de litio más grande del mundo se encuentra en Bolivia. Los iones de litio son el componente principal de las baterías de vehículos eléctricos de Tesla.
Líbano
El 4 de agosto se produjo una enorme explosión en el puerto de Beirut. El ataque destruyó gran parte del este de la capital libanesa, mató a aproximadamente doscientas personas, hirió a más de 6.000 y desplazó a 300.000. Se formó un gran "hongo", muy diferente de lo que se puede ver en las explosiones convencionales.
Entre las hipótesis planteadas para la explosión está que se trata de un ataque de sabotaje imperialista con una nueva arma, similar a la explosión que se registró en Siria en enero de 2020.
No es ningún secreto que las dos principales derrotas militares de Israel en el siglo XXI fueron influenciadas directamente por el grupo guerrillero libanés y el partido político Hezbollah.
En 2006, la infantería israelí fue vergonzosamente derrotada en su invasión del sur del Líbano para desarmar y aplastar a Hezbollah.
Desde 2011 fue desencadenada por Estados Unidos e Israel, una guerra híbrida contra Siria como parte de la “Primavera Árabe”. En esta última guerra, Hezbollah fue una de las principales fuerzas de resistencia, junto con el propio Ejército sirio, la Guardia Revolucionaria Iraní y el aparato militar ruso. La guerra híbrida contra Siria fue derrotada, que tenía de aliado del imperialismo inclusive al sanguinario ISIS, el llamado Estado Islámico. Esta fue una gran victoria para el proletariado mundial contra la expansión del capital financiero imperialista en el Medio Oriente.
Hace mucho tiempo la derecha israelí ha identificado a Hael puerto de Beirut como un área controlada por Hezbollah. Benjamín Netanyahu había denunciado exactamente el mismo lugar como el depósito de armas de Hezbollah en la Asamblea de la ONU el 27 de septiembre de 2018. Si Israel estuvo detrás del bombardeo, es probable que la inteligencia militar sionista haya planeado una gran explosión en este depósito de la región portuaria arrojado al regazo del gobierno libanés, podría, de un golpe, imponer pérdidas políticas y militares a Hezbollah.
Si la explosión fue producto de una irresponsabilidad política o un sabotaje intencional por parte de algún servicio secreto todavía nada se sabe. Esto está en el ámbito de la especulación. Pero es un hecho comprobado que la tragedia ha dado a los defensores de los intereses imperialistas en Líbano, apoyados socialmente por fracciones de la burguesía y sectores de las clases medias, reactivar las protestas contra Hezbollah y la coalición de gobierno que lo alberga. Los imperialismos estadounidense y sionista pusieron en marcha su máquina de noticias falsas para plantar sus versiones de lo sucedido.
El canal de noticias de televisión Al-Arabiya dijo que la explosión ocurrió en un depósito de armas perteneciente al grupo terrorista Hezbollah. Fox News informó que muchas de las operaciones del puerto están controladas extraoficialmente por Hezbollah. Los manifestantes salieron a las calles de Beirut con banderas libanesas, carteles en inglés con las palabras "¡Ayuda! Somos rehenes de un gobierno corrupto y una milicia religiosa iraní" (Líbano, la Contrarrevolución Naranja después de la tragedia). Sobre intensa presión, todo el gobierno del primer ministro Hassan Diab, fue obligado a renunciar La primera batalla política de esta guerra híbrida que se inició con la explosión la ganó el imperialismo.
Bielorrusia
El 9 de agosto hubo elecciones en Bielorrusia (Antigua Bielorrusia o Rusia Blanca). Los resultados dieron la victoria al ex burócrata estalinista Alexander Lukashenko frente a su rival, la candidata "independiente" Svetlana Tikhanovskaya, representante de un programa neoliberal y pro-OTAN. El resultado, con la abrumadora mayoría del 80% de los votos, probablemente adulterados, dio lugar a un nuevo movimiento de protesta en el país.
El régimen bielorruso es una anomalía. El gobierno burocrático local de Lukashenko llegó al poder después del colapso de la URSS en 1991, pero logró evitar, a través de la declaración de independencia, el tratamiento de shock neoliberal masivo y la destrucción económica que afligió a Rusia bajo el régimen de Yeltsin.
Quizás se pueda describir a Bielorrusia como el único lugar de la ex URSS donde la vieja oligarquía estalinista logró tomar el poder después del golpe de agosto de 1991. Lukashenko llegó a encarnar a esta facción burocrática local. No es posible defender que Bielorrusia logró seguir siendo un estado obrero deformado, pero, como un feudo burocrático local, frenó el proceso de restauración capitalista, más o menos de la misma manera que la 'Banda de los Ocho' liderada por Yanayev quería en agosto de 1991 en ex URSS, manteniéndola bajo el control de sectores de la burocracia. El proyecto Yanayev fue similar al de la burocracia china, la restauración capitalista, pero de forma orgánica, planificado y controlado por un partido estatal cuyos orígenes eran los de un estado obrero degenerado / deformado.
Como señaló Wikipedia:
No nos hacemos ilusiones en el régimen de Lukashenko, pero el movimiento de protesta sigue la cartilla de todos los golpes de Estado recientes: fue orquestado tras impugnar los resultados electorales, manifestantes de derecha, contra la corrupción, banderas nacionales y nazis, predominio de la clase media y algunos trabajadores desorganizados. Algo que es algo preocupante es la presencia de banderas rojas y blancas de "Bielorrusia", utilizadas por elementos pro-nazis en la Segunda Guerra Mundial, en las manifestaciones, en los vínculos de los líderes con Ucrania y los Estados Bálticos, y la evocación del movimiento. Maidan en Ucrania como un ejemplo a seguir.
A diferencia de Ucrania, donde hubo una opresión nacional real bajo el zarismo y el estalinismo, en Bielorrusia esto no ha sido históricamente cierto, ya que el sentimiento nacional bielorruso era generalmente pro-ruso y enfatizaba la afinidad bielorrusa con Rusia, incluso bajo el zarismo. Por lo tanto, el uso de símbolos utilizados por una franja de colaboradores nazis en estas manifestaciones hoy tiene mucha menos historia a sus espaldas que Ucrania, y realmente indica que la inspiración para este movimiento proviene de afuera, de las tendencias neoliberales, y no de algo profundamente arraigado entre las masas, a pesar del despotismo de Lukashenko.
Detrás del escuadrón de choque nazi-neoliberal está claro lo que quieren los imperialistas con esto. La receta del Banco Mundial para el país es la siguiente:
Contra esta ofensiva de nuestros peores enemigos, defendemos un frente único antifascista y antiimperialista, con Lukashenko y Putin, contra esta revolución hecha en la CIA, para defender las conquistas sociales que aún existen en Bielorrusia, la propiedad estatizada, contra la privatización neoliberal. Este es un lado de los objetivos de nuestras tácticas del FU (frente único) anti-fascistas y antiimperialistas. Por otro lado, esta táctica es parte de la lucha para superar las ilusiones de las masas en Lukashenko y Putin, quienes así, como en Ucrania, debido a sus intereses burgueses, Putin no es consecuente en la lucha antiimperialista ni en el apoyo a la lucha contra la insurrección fascista del OTAN.
Argentina
En medio del declive de la hegemonía y las divisiones dentro del imperialismo estadounidense, sectores del propio establishment político republicano abandonan a Trump. El kichnerismo y sus aliados aprovechan la crisis de dominación para profundizar las negociaciones entre el PJ y el PC chino, impulsando la adhesión de Argentina a la Ruta de la Seda y el financiamiento chino para obras de infraestructura en Argentina.
Ya en 2019 China se convirtió en el principal comprador de Argentina. El 6 de agosto de 2020, el 43% de las reservas del banco central argentino consistía en un swap en yuanes negociado con China. En esta operación financiera de swap-(intercambio monetario), el Banco Central de China entra en escena garantizando que invertirá US $ 18,7 mil millones.
Hoy, después de Venezuela, Argentina es el país más cercano al núcleo ruso-chino en América del Sur. Por eso, el imperialismo estadounidense avanza con métodos de guerra hibrida en forma embrionaria como se vieron en la movilización del 17 de agosto para presionar y desestabilizar al gobierno de Alberto Fernández.
También Alberto Fernández avanzó en medidas como congelar las tarifas de internet, celular y televisión por cable, declarándolas servicio público. Estas medidas perjudican grupo multimedio “Clarín”, el principal consorcio mediático Argentina.
Por último, desde la coalición oficialista del Frente de Todos, se ha puesto en marcha una reforma judicial que juega el papel de medida preventiva rente la guerra jurídica, lawfare, impulsada en diferentes países por el imperialismo, como fue la llamada operación Lava Jato que dio inicio al proceso de golpe de Estado en Brasil en 2016.
En este contexto, las tendencias que se habían manifestado desde las movilizaciones contra la expropiación de Vicentín han dado un salto de calidad y ya demuestran en Argentina una incipiente guerra híbrida impulsada por el imperialismo y sus agentes locales. Los sectores de oposición, principalmente vinculados al ex presidente Macri y su coalición de derecha " Juntos por el cambio", con una importante representación de la clase media alta en el gobierno, convocan y son convocados a pronunciarse en contra del gobierno de Fernández. Macri apoyó la manifestación y su ex ministra de seguridad Patricia Bulrrich fue una de las principales promotoras y participantes de la manifestación.
Hasta la manifestación del 17 de agosto, la convocatoria principal era la oposición a la reforma
La lucha contra las guerras híbridas del imperialismo, la cuestión nacional y la Revolución Permanente
El imperialismo perdió casi todas las guerras de ocupación militar colonial. Su mayor trauma fue Vietnam, en 1975. Luego refinó sus métodos de guerra contra los oprimidos con agentes internos, desarrollando guerras híbridas, operaciones de bandera falsa, lawfare, “revueltas populares” contrarrevolucionarias, etc. Luego, la CIA y sus tentáculos estimulan "revoluciones" con programas anticorrupción, por la democracia e incluso con un programa trade unionista, como hasta cierto punto en Bielorrusia ahora. Estas guerras de posición sirven para dividir a las naciones subordinadas, para evitar el repudio nacional unificado de los pueblos oprimidos, como es el caso de la heroica resistencia palestina durante más de setenta años.
El imperialismo articula campañas de guerra híbridas con una ofensiva mediática y legal para demonizar a sus adversarios por "corrupción", "fraude electoral", "golpes de Estado" y "dictaduras". Pero es el propio imperialismo el que ejerce la dictadura del capital a escala planetaria y es el mayor corruptor del planeta. Estratégicamente, el imperialismo busca privatizar, saquear, expandir su parasitismo limitado de alguna manera por estos obstáculos inmediatos.
Al final, es una lucha entre el imperialismo y el proletariado de los países oprimidos. En esta lucha contra el imperialismo, los revolucionarios buscan superar las limitaciones que impone la lucha por las direcciones burguesas nacionalistas, por los PC.
Los revolucionarios intentan impulsar la estrategia de la revolución permanente. A través de la lucha común contra el imperialismo, ayudan a los trabajadores a reconocer, a través de la experiencia, que las direcciones nacionalistas burguesas o aburguesadas de los pueblos oprimidos son incapaces de tomar medidas consiguientes contra el imperialismo. Estas direcciones tradicionales buscan siempre un acuerdo de convivencia con el gran capital internacional. Tales acuerdos implican renegociaciones para compartir la plusvalía explotada de las naciones oprimidas entre la burguesía del país oprimido y los monopolios opresores de las metrópolis imperialistas. Por esta razón, los revolucionarios marxistas mantienen toda su independencia política y organizativa de las direcciones burguesas y nacionalistas de los países oprimidos, desenmascarando el patriotismo cuando se utiliza para ocultar la explotación de clase por parte de los explotadores nacionales.
“La única 'condición' para cualquier acuerdo con la burguesía, ya que cada acuerdo por separado, práctico y conveniente debe adaptarse a cada caso específico, consiste en no permitir que tanto organizaciones como banderas se mezclen directa o indirectamente durante un solo día o incluso una hora; consiste en distinguir entre rojo y azul, y no creer ni por un instante en la capacidad o voluntad de la burguesía para llevar a cabo una auténtica lucha contra el imperialismo o no poner trabas a la organización política de los obreros y campesinos "(León Trotsky, La III Internacional después de Lenin, Balance y perspectivas de la Revolución China, sus lecciones para los países del este y para todo el Comitern, septiembre de 1928).
Pero hoy, muchas organizaciones de la izquierda en el mundo, incluidas las que se dicen revolucionarias, trotskistas, prestan su apoyo político a las maniobras bélicas híbridas del imperialismo, revoluciones coloridas, como si no conocieran sus resultados en Líbano, Ucrania, Brasil, Bolivia. Con esta política traidora, esas organizaciones de izquierda se suman a la campaña de guerra del imperialismo. Estas organizaciones, además de actuar como correa de transmisión del imperialismo, renuncian, dentro de las naciones semicoloniales o dependientes, a la disputa por la conciencia de los pueblos oprimidos contra la influencia de las direcciones burguesas, neoestalinistas nacionalistas burguesas y teocráticas.
Como dijo Lenin, refiriéndose a las direcciones nacionalistas, chovinistas y oportunistas del movimiento obrero, dentro de las naciones imperialistas, "la lucha contra el imperialismo es una frase hueca y falsa si no está indisolublemente ligada a la lucha contra el oportunismo". (V. I. Lenin. Imperialismo, la fase superior del capitalismo, 1916).
El nacionalismo de las naciones opresoras es reaccionario, es la "máscara del bandolerismo mundial", como dijo Trotsky, refiriéndose al patriotismo japonés en la guerra contra China,
Aquellos izquierdistas que en nombre de la "lucha de clases" apoyan las coloridas “revoluciones” made in CIA son agentes inconscientes o conscientes del imperialismo. Son traidores y enemigos internos de la lucha por la liberación nacional de los pueblos oprimidos. Después de experiencias recientes en Libia, Siria, Ucrania, Brasil, Bolivia, estos “revolucionarios” de ultraizquierda son enemigos que trabajan dentro de las organizaciones de trabajadores, que deben ser tratados por la actual generación de luchadores como lo que son: elementos funcionales, la ofensiva golpista, al servicio del imperialismo y de la reacción.
Grandes monopolios de la alta tecnología, la venta minorista online y la industria farmacéutica vieron dispararse sus ventas y sus acciones, como fue el caso de Amazon, Microsoft, Apple, Tesla, Tencent, Facebook, Nvidia, Alphabet (Google), Paypal, TMobilie, por citar los diez primeros con mayor rentabilidad. En medio de una pandemia, el gobierno de Estados Unidos orquestó un intento de invasión marítima por mercenarios de Venezuela, acusó a Maduro de narcotraficante y ofreció un premio de 15 millones por información que condujera a su arresto. También durante este período, la administración Trump mantuvo o intensificó las sanciones contra Venezuela, Irán, Cuba, Corea del Norte, Rusia y China. Israel atacó a los palestinos en la Franja de Gaza, sin piedad, con ataques aéreos y fuego de artillería. Internamente, los gobiernos burgueses aprovechan para confiscar derechos, realizar contrarreformas y reducir las inversiones sociales.
En 2019, Evo Morales fue reelegido con una gran ventaja de votos. La candidatura de la derecha pro-imperialista no admitió el resultado e inició un proceso golpista con manifestaciones populares, ataques fascistas, chantaje militar-policial hasta que el golpe se consumó con la renuncia de Evo Morales, quien ni siquiera llego a terminar el mandato en curso. El 24 de julio de 2020, en respuesta a una publicación en las redes sociales que mencionaba los intereses de Elon Musk en evitar que Morales continuase en el poder, el multimillonario, dueño de la multinacional automotriz de alta tecnología Tesla y proveedor de equipos para el US Air Force, escribió en su cuenta de Twitter: “¡Vamos a golpear a quien queramos! Tratar con eso". La reserva de litio más grande del mundo se encuentra en Bolivia. Los iones de litio son el componente principal de las baterías de vehículos eléctricos de Tesla.
Líbano
El 4 de agosto se produjo una enorme explosión en el puerto de Beirut. El ataque destruyó gran parte del este de la capital libanesa, mató a aproximadamente doscientas personas, hirió a más de 6.000 y desplazó a 300.000. Se formó un gran "hongo", muy diferente de lo que se puede ver en las explosiones convencionales.
Entre las hipótesis planteadas para la explosión está que se trata de un ataque de sabotaje imperialista con una nueva arma, similar a la explosión que se registró en Siria en enero de 2020.
No es ningún secreto que las dos principales derrotas militares de Israel en el siglo XXI fueron influenciadas directamente por el grupo guerrillero libanés y el partido político Hezbollah.
En 2006, la infantería israelí fue vergonzosamente derrotada en su invasión del sur del Líbano para desarmar y aplastar a Hezbollah.
Desde 2011 fue desencadenada por Estados Unidos e Israel, una guerra híbrida contra Siria como parte de la “Primavera Árabe”. En esta última guerra, Hezbollah fue una de las principales fuerzas de resistencia, junto con el propio Ejército sirio, la Guardia Revolucionaria Iraní y el aparato militar ruso. La guerra híbrida contra Siria fue derrotada, que tenía de aliado del imperialismo inclusive al sanguinario ISIS, el llamado Estado Islámico. Esta fue una gran victoria para el proletariado mundial contra la expansión del capital financiero imperialista en el Medio Oriente.
Hace mucho tiempo la derecha israelí ha identificado a Hael puerto de Beirut como un área controlada por Hezbollah. Benjamín Netanyahu había denunciado exactamente el mismo lugar como el depósito de armas de Hezbollah en la Asamblea de la ONU el 27 de septiembre de 2018. Si Israel estuvo detrás del bombardeo, es probable que la inteligencia militar sionista haya planeado una gran explosión en este depósito de la región portuaria arrojado al regazo del gobierno libanés, podría, de un golpe, imponer pérdidas políticas y militares a Hezbollah.
Si la explosión fue producto de una irresponsabilidad política o un sabotaje intencional por parte de algún servicio secreto todavía nada se sabe. Esto está en el ámbito de la especulación. Pero es un hecho comprobado que la tragedia ha dado a los defensores de los intereses imperialistas en Líbano, apoyados socialmente por fracciones de la burguesía y sectores de las clases medias, reactivar las protestas contra Hezbollah y la coalición de gobierno que lo alberga. Los imperialismos estadounidense y sionista pusieron en marcha su máquina de noticias falsas para plantar sus versiones de lo sucedido.
El canal de noticias de televisión Al-Arabiya dijo que la explosión ocurrió en un depósito de armas perteneciente al grupo terrorista Hezbollah. Fox News informó que muchas de las operaciones del puerto están controladas extraoficialmente por Hezbollah. Los manifestantes salieron a las calles de Beirut con banderas libanesas, carteles en inglés con las palabras "¡Ayuda! Somos rehenes de un gobierno corrupto y una milicia religiosa iraní" (Líbano, la Contrarrevolución Naranja después de la tragedia). Sobre intensa presión, todo el gobierno del primer ministro Hassan Diab, fue obligado a renunciar La primera batalla política de esta guerra híbrida que se inició con la explosión la ganó el imperialismo.
Bielorrusia
El 9 de agosto hubo elecciones en Bielorrusia (Antigua Bielorrusia o Rusia Blanca). Los resultados dieron la victoria al ex burócrata estalinista Alexander Lukashenko frente a su rival, la candidata "independiente" Svetlana Tikhanovskaya, representante de un programa neoliberal y pro-OTAN. El resultado, con la abrumadora mayoría del 80% de los votos, probablemente adulterados, dio lugar a un nuevo movimiento de protesta en el país.
El régimen bielorruso es una anomalía. El gobierno burocrático local de Lukashenko llegó al poder después del colapso de la URSS en 1991, pero logró evitar, a través de la declaración de independencia, el tratamiento de shock neoliberal masivo y la destrucción económica que afligió a Rusia bajo el régimen de Yeltsin.
Quizás se pueda describir a Bielorrusia como el único lugar de la ex URSS donde la vieja oligarquía estalinista logró tomar el poder después del golpe de agosto de 1991. Lukashenko llegó a encarnar a esta facción burocrática local. No es posible defender que Bielorrusia logró seguir siendo un estado obrero deformado, pero, como un feudo burocrático local, frenó el proceso de restauración capitalista, más o menos de la misma manera que la 'Banda de los Ocho' liderada por Yanayev quería en agosto de 1991 en ex URSS, manteniéndola bajo el control de sectores de la burocracia. El proyecto Yanayev fue similar al de la burocracia china, la restauración capitalista, pero de forma orgánica, planificado y controlado por un partido estatal cuyos orígenes eran los de un estado obrero degenerado / deformado.
Como señaló Wikipedia:
“Después de la elección de Alexander Lukashenko en 1994 como primer presidente de Bielorrusia, lanzó al país por el camino del 'socialismo de mercado' (al contrario de lo que Lukashenko consideraba como 'capitalismo salvaje', elegido por Rusia en ese momento). En línea con esta política, se introdujeron controles administrativos sobre precios y tipos de cambio. Además, se amplió el derecho del Estado a intervenir en la gestión de la empresa privada, pero el 4 de marzo de 2008, el presidente emitió un decreto por el que se abolió la regla de la acción de oro en un claro movimiento para mejorar la clasificación internacional de Bielorrusia en relación con la inversión extranjera. ” (Economía de Bielorrusia)
No nos hacemos ilusiones en el régimen de Lukashenko, pero el movimiento de protesta sigue la cartilla de todos los golpes de Estado recientes: fue orquestado tras impugnar los resultados electorales, manifestantes de derecha, contra la corrupción, banderas nacionales y nazis, predominio de la clase media y algunos trabajadores desorganizados. Algo que es algo preocupante es la presencia de banderas rojas y blancas de "Bielorrusia", utilizadas por elementos pro-nazis en la Segunda Guerra Mundial, en las manifestaciones, en los vínculos de los líderes con Ucrania y los Estados Bálticos, y la evocación del movimiento. Maidan en Ucrania como un ejemplo a seguir.
A diferencia de Ucrania, donde hubo una opresión nacional real bajo el zarismo y el estalinismo, en Bielorrusia esto no ha sido históricamente cierto, ya que el sentimiento nacional bielorruso era generalmente pro-ruso y enfatizaba la afinidad bielorrusa con Rusia, incluso bajo el zarismo. Por lo tanto, el uso de símbolos utilizados por una franja de colaboradores nazis en estas manifestaciones hoy tiene mucha menos historia a sus espaldas que Ucrania, y realmente indica que la inspiración para este movimiento proviene de afuera, de las tendencias neoliberales, y no de algo profundamente arraigado entre las masas, a pesar del despotismo de Lukashenko.
Detrás del escuadrón de choque nazi-neoliberal está claro lo que quieren los imperialistas con esto. La receta del Banco Mundial para el país es la siguiente:
A pesar de la corrupción y el despotismo antidemocrático de Lukashenko, su gobierno es el mal menor. Hemos visto la caída masiva de la esperanza de vida en Rusia provocada por el shock económico de Yeltsin en ese país. Lo mismo ocurrirá en Bielorrusia si los neoliberales toman el poder. No le damos apoyo político; de hecho, el proletariado con conciencia de clase de la ex URSS necesita ser rearmados políticamente mediante la creación de un nuevo Partido Bolchevique-Leninista en la región, pero defendemos las fragmentarias conquistas sociales que se han mantenido en Bielorrusia desde la época soviética, aunque sea por inercia burocrática. Defendemos a Bielorrusia y Rusia como países capitalistas relativamente atrasados y no imperialistas. Consideramos a Bielorrusia como un país semicolonial y a Rusia como un país dependiente. Defendemos a estos dos países de los representantes imperialistas que buscan un "cambio de régimen" y "revoluciones coloridas" como las que están teniendo lugar ahora en Bielorrusia.“Más urgentemente, el sector empresarial estatal bielorruso necesita una reestructuración integral. ¿Y qué implicaría eso?• Primero, mantener las empresas estatales rentables o privatizarlas de manera transparente a precios de mercado justos.• En segundo lugar, mantener a los proveedores de servicios públicos y reguladores públicos, pero definir claramente qué deben proporcionar a cambio de fondos públicos.• En tercer lugar, reestructurar las empresas estatales deficitarias que podrían volverse rentables rápidamente, proporcionando un buen retorno de cualquier inversión adicional.• Y para todo lo demás: cierre o privatización.La clasificación de las empresas en estas categorías debe ser realizada por expertos independientes, a fin de obtener valoraciones objetivas de qué negocios son viables o no. ((Why economic reforms in Belarus are now more urgent than ever / Por qué las reformas económicas en Bielorrusia son ahora más urgentes que nunca)
Contra esta ofensiva de nuestros peores enemigos, defendemos un frente único antifascista y antiimperialista, con Lukashenko y Putin, contra esta revolución hecha en la CIA, para defender las conquistas sociales que aún existen en Bielorrusia, la propiedad estatizada, contra la privatización neoliberal. Este es un lado de los objetivos de nuestras tácticas del FU (frente único) anti-fascistas y antiimperialistas. Por otro lado, esta táctica es parte de la lucha para superar las ilusiones de las masas en Lukashenko y Putin, quienes así, como en Ucrania, debido a sus intereses burgueses, Putin no es consecuente en la lucha antiimperialista ni en el apoyo a la lucha contra la insurrección fascista del OTAN.
Argentina
En medio del declive de la hegemonía y las divisiones dentro del imperialismo estadounidense, sectores del propio establishment político republicano abandonan a Trump. El kichnerismo y sus aliados aprovechan la crisis de dominación para profundizar las negociaciones entre el PJ y el PC chino, impulsando la adhesión de Argentina a la Ruta de la Seda y el financiamiento chino para obras de infraestructura en Argentina.
Ya en 2019 China se convirtió en el principal comprador de Argentina. El 6 de agosto de 2020, el 43% de las reservas del banco central argentino consistía en un swap en yuanes negociado con China. En esta operación financiera de swap-(intercambio monetario), el Banco Central de China entra en escena garantizando que invertirá US $ 18,7 mil millones.
Hoy, después de Venezuela, Argentina es el país más cercano al núcleo ruso-chino en América del Sur. Por eso, el imperialismo estadounidense avanza con métodos de guerra hibrida en forma embrionaria como se vieron en la movilización del 17 de agosto para presionar y desestabilizar al gobierno de Alberto Fernández.
También Alberto Fernández avanzó en medidas como congelar las tarifas de internet, celular y televisión por cable, declarándolas servicio público. Estas medidas perjudican grupo multimedio “Clarín”, el principal consorcio mediático Argentina.
Por último, desde la coalición oficialista del Frente de Todos, se ha puesto en marcha una reforma judicial que juega el papel de medida preventiva rente la guerra jurídica, lawfare, impulsada en diferentes países por el imperialismo, como fue la llamada operación Lava Jato que dio inicio al proceso de golpe de Estado en Brasil en 2016.
En este contexto, las tendencias que se habían manifestado desde las movilizaciones contra la expropiación de Vicentín han dado un salto de calidad y ya demuestran en Argentina una incipiente guerra híbrida impulsada por el imperialismo y sus agentes locales. Los sectores de oposición, principalmente vinculados al ex presidente Macri y su coalición de derecha " Juntos por el cambio", con una importante representación de la clase media alta en el gobierno, convocan y son convocados a pronunciarse en contra del gobierno de Fernández. Macri apoyó la manifestación y su ex ministra de seguridad Patricia Bulrrich fue una de las principales promotoras y participantes de la manifestación.
Hasta la manifestación del 17 de agosto, la convocatoria principal era la oposición a la reforma
La lucha contra las guerras híbridas del imperialismo, la cuestión nacional y la Revolución Permanente
El imperialismo perdió casi todas las guerras de ocupación militar colonial. Su mayor trauma fue Vietnam, en 1975. Luego refinó sus métodos de guerra contra los oprimidos con agentes internos, desarrollando guerras híbridas, operaciones de bandera falsa, lawfare, “revueltas populares” contrarrevolucionarias, etc. Luego, la CIA y sus tentáculos estimulan "revoluciones" con programas anticorrupción, por la democracia e incluso con un programa trade unionista, como hasta cierto punto en Bielorrusia ahora. Estas guerras de posición sirven para dividir a las naciones subordinadas, para evitar el repudio nacional unificado de los pueblos oprimidos, como es el caso de la heroica resistencia palestina durante más de setenta años.
El imperialismo articula campañas de guerra híbridas con una ofensiva mediática y legal para demonizar a sus adversarios por "corrupción", "fraude electoral", "golpes de Estado" y "dictaduras". Pero es el propio imperialismo el que ejerce la dictadura del capital a escala planetaria y es el mayor corruptor del planeta. Estratégicamente, el imperialismo busca privatizar, saquear, expandir su parasitismo limitado de alguna manera por estos obstáculos inmediatos.
Al final, es una lucha entre el imperialismo y el proletariado de los países oprimidos. En esta lucha contra el imperialismo, los revolucionarios buscan superar las limitaciones que impone la lucha por las direcciones burguesas nacionalistas, por los PC.
Los revolucionarios intentan impulsar la estrategia de la revolución permanente. A través de la lucha común contra el imperialismo, ayudan a los trabajadores a reconocer, a través de la experiencia, que las direcciones nacionalistas burguesas o aburguesadas de los pueblos oprimidos son incapaces de tomar medidas consiguientes contra el imperialismo. Estas direcciones tradicionales buscan siempre un acuerdo de convivencia con el gran capital internacional. Tales acuerdos implican renegociaciones para compartir la plusvalía explotada de las naciones oprimidas entre la burguesía del país oprimido y los monopolios opresores de las metrópolis imperialistas. Por esta razón, los revolucionarios marxistas mantienen toda su independencia política y organizativa de las direcciones burguesas y nacionalistas de los países oprimidos, desenmascarando el patriotismo cuando se utiliza para ocultar la explotación de clase por parte de los explotadores nacionales.
“La única 'condición' para cualquier acuerdo con la burguesía, ya que cada acuerdo por separado, práctico y conveniente debe adaptarse a cada caso específico, consiste en no permitir que tanto organizaciones como banderas se mezclen directa o indirectamente durante un solo día o incluso una hora; consiste en distinguir entre rojo y azul, y no creer ni por un instante en la capacidad o voluntad de la burguesía para llevar a cabo una auténtica lucha contra el imperialismo o no poner trabas a la organización política de los obreros y campesinos "(León Trotsky, La III Internacional después de Lenin, Balance y perspectivas de la Revolución China, sus lecciones para los países del este y para todo el Comitern, septiembre de 1928).
Pero hoy, muchas organizaciones de la izquierda en el mundo, incluidas las que se dicen revolucionarias, trotskistas, prestan su apoyo político a las maniobras bélicas híbridas del imperialismo, revoluciones coloridas, como si no conocieran sus resultados en Líbano, Ucrania, Brasil, Bolivia. Con esta política traidora, esas organizaciones de izquierda se suman a la campaña de guerra del imperialismo. Estas organizaciones, además de actuar como correa de transmisión del imperialismo, renuncian, dentro de las naciones semicoloniales o dependientes, a la disputa por la conciencia de los pueblos oprimidos contra la influencia de las direcciones burguesas, neoestalinistas nacionalistas burguesas y teocráticas.
Como dijo Lenin, refiriéndose a las direcciones nacionalistas, chovinistas y oportunistas del movimiento obrero, dentro de las naciones imperialistas, "la lucha contra el imperialismo es una frase hueca y falsa si no está indisolublemente ligada a la lucha contra el oportunismo". (V. I. Lenin. Imperialismo, la fase superior del capitalismo, 1916).
El nacionalismo de las naciones opresoras es reaccionario, es la "máscara del bandolerismo mundial", como dijo Trotsky, refiriéndose al patriotismo japonés en la guerra contra China,
“El patriotismo chino es legítimo y progresista. Quienes pusieron los dos patriotismos en el mismo plano no leyeron nada de Lenin, que no comprendió la actitud de los bolcheviques durante la guerra imperialista y que no hace más que comprometer y prostituir las enseñanzas del marxismo ... Los efeilistas y oehleristas se oponen a la política " política nacional y social-patriótica ”de lucha de clases. A lo largo de su vida, Lenin luchó contra esta política abstracta y estéril. El interés del proletariado mundial dicta su deber de ayudar al pueblo oprimido contra sus opresores, en su lucha nacional y patriótica contra el imperialismo. El que no ha entendido esto hasta hoy, casi un cuarto de siglo desde la guerra mundial y veinte años después de la revolución de octubre, debe ser implacablemente apartado de la vanguardia revolucionaria, como su peor enemigo interior”. (Ultra-izquierdismo en la cuestión nacional, 23 de septiembre de 1937).
Aquellos izquierdistas que en nombre de la "lucha de clases" apoyan las coloridas “revoluciones” made in CIA son agentes inconscientes o conscientes del imperialismo. Son traidores y enemigos internos de la lucha por la liberación nacional de los pueblos oprimidos. Después de experiencias recientes en Libia, Siria, Ucrania, Brasil, Bolivia, estos “revolucionarios” de ultraizquierda son enemigos que trabajan dentro de las organizaciones de trabajadores, que deben ser tratados por la actual generación de luchadores como lo que son: elementos funcionales, la ofensiva golpista, al servicio del imperialismo y de la reacción.
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