El paro general del 9 de mayo fue contundente, paro del que participaron el conjunto de las centrales sindicales con pivote en la CGT. Hubo importantes movilizaciones en ciudades del interior como Rosario, Córdoba, Bahía Blanca, etc.
l paro general del 9 de mayo fue una respuesta a la llamada ley bases, la ley es un mega ajuste de Milei, que incluye flexibilización laboral, privatizaciones, reforma previsional, impuestos al salario como el llamado impuesto a las ganancias. , etc. Ahora se está tramitando en el senado. A lo que hay que sumar el D.N.U( decreto de necesidad y urgencia) también un decretazo ajustador de Milei que entre sus varias cláusulas establece[GM1] límites a la recaudación sindical poniendo en peligro intereses de la propia burocracia sindical.
Hay que señalar que la CGT es la principal instancia de administración de la lucha de clases en Argentina encuadrando a sectores decisivos de los trabajadores organizados. La propia contundencia de la huelga general hizo que sectores mayoritarios de la burocracia cgetista se asustara de la posibilidad de estar ante un espiral creciente de luchas populares y por lo tanto con posterioridad al paro empezaron a crecer tendencias dialoguistas con el gobierno de Milei, a cambio que en el decreto ajustador de Milei se eliminen cláusulas que afectan a la burocracia sindical.
En el paro general no hubo movilización con el fin de asegurar que la medida de lucha no vaya más allá de los límites que se imponen por parte de la burocracia sindical sobre todo de la cgetista. Esto muestra los límites de la burocracia sindical en enfrentar a las medidas de ajuste de Milei como la llamada ley bases o el decreto ajustador.
El paro general del 9 de mayo se da en un contexto de creciente luchas populares contra el gobierno de Milei como fue la marcha en defensa de la universidad pública el 23 de abril o el posterior paro de transportes. Todavía el conjunto de las luchas no dio un salto cualitativo que ponga en riesgo el conjunto de la política justadora del gobierno de Milei.
Es necesidad la organización propia de los trabajadores con independencia de la burocracia, sin por eso dejar de aprovechar tácticamente las contradicciones en la burocracia sindical desde adentro y afuera de la misma, para avanzar en una lucha consecuente contra la recolonización fascista del continente impulsada por el imperialismo estadounidense de la que el gobierno ajustador de Milei es una pieza más.
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